lunes, 17 de diciembre de 2012

La piel dura - Francois Truffaut

L'argent de poche
Francois Truffaut

Sé que todos estamos pensando en Julien Leclou. Lo leyeron en los periódicos, oyeron a sus padres hablar de eso entre ellos o con ustedes. Antes de que nos vayamos de vacaciones quiero hablarles de Julien. Para empezar no sé mucho más que ustedes ignoren pero les diré lo que pienso. Como me siento. Primero, la beneficencia pública cuidará de Julien. Lo colocarán con alguna familia. Y les aseguró que a donde vaya, estará mejor que con su familia que lo maltrataba tanto, donde en sus propias palabras: «lo golpeaban». Su madre perderá sus derechos maternales. Para Julien, pasarán muchos años antes de que esté en libertad de ir y venir a donde quiera. El caso de Julien es tan terrible que no podemos evitar el comparar nuestras vidas con la suya. Mi infancia no fue tan trágica pero créanme estaba ansioso por crecer. Me daba cuenta que los adultos tenían todos los derechos. Son dueños de si mismos, pueden vivir sus vidas como quieran. Un adulto que no es feliz puede comenzar su vida en otra parte, desde cero. Pero un niño que no es feliz esta condenado a la impotencia. Sabe que es infeliz pero no puede expresar esa infelicidad con palabras y lo que es peor algo dentro de él le impide poder dudar de sus padres o de los que lo hacen sufrir. Si un niño no es amado y sufre, él cree que es culpable y ¡Eso es lo terrible! De todas las injusticias de la humanidad .. la injusticia hacia los niños es la peor, la más despreciable. La vida no siempre es justa y nunca lo será.

«Quería deciros que si elegí el oficio de maestro fue porque guardo un mal recuerdo de mi juventud y porque no me gusta la forma en que se trata a los niños. La vida no es fácil, es dura, y es importante que aprendáis a endureceros para que podáis enfrentaros a ella, ojo, endureceros no ser insensibles. Por una especie de extraño equilibrio, aquéllos que tuvieron una infancia difícil están generalmente mejor dotados para enfrentarse a la vida adulta que aquellos otros que disfrutaron de protección o de un exceso de cariño. Es una especie de ley de compensación. Más adelante tendréis hijos, y yo espero que vosotros los queráis y que ellos os quieran. En realidad, ellos os querrán si vosotros los queréis. Si no, traspasarán su amor o su afecto, su ternura, a otras personas o a otras cosas. Porque la vida está hecha de ese modo: no podemos vivir sin querer y ser queridos».

Fuente: http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/temaspieldura.htm