viernes, 18 de mayo de 2018

Tal como en economía, la creación de riqueza o la distribución de riqueza es el punto fundamental de los procesos de desarrollo social. En el entorno académico, la creación o distribución de conocimiento es también una discusión esencial.  Para mi así como para todos nosotros, como académicos, los procesos creativos son la esencia de nuestro diario quehacer y en esa dirección quiero dirigir mi liderazgo como cabeza de la Facultad de Ciencias.

Como Decano trabajaré por el crecimiento de todas las áreas en las que la Facultad de Ciencias desarrolla su diario trabajo, así como el fortalecimiento de todos sus estamentos. Este CRECER se reflejará, bajo mi correcto liderazgo, en un incremento en la apropiación y generación de conocimiento; en el fortalecimiento en la difusión de sus proyectos: académicos, de investigación, de divulgación, museos y colecciones; en el mejoramiento de la calidad de vida y encuentro entre sus diferentes estamentos, y en la estructuración de un plan estratégico que abra la posibilidad de modernizar nuestros procedimientos administrativos e incorporar nuevos recursos a través de concretar mega proyectos en el marco de las relaciones entre la universidad, la industria y el estado, así como desarrollar convenios con organizaciones internacionales que desarrollen objetivos comunes, como por ejemplo la representación de Colombia ante la Unión Astronómica Internacional (UAI), la cual coordino y presido.

Les invito a conocer o ampliar los ejes de mi propuesta: Facultad de Ciencias “Un LUGAR para CRECER” en el siguiente video:

https://youtu.be/Ayubwdn-WqM

“Todos somos FACULTAD DE CIENCIAS”

Mario Armando Higuera Garzón Ph.D.
Candidato a Decano con el # 2


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domingo, 6 de mayo de 2018


Algunas reflexiones sobre mi quehacer como profesor y candidato a Decano de la Facultad de Ciencias.

Un saludo para todos, mi nombre es Mario Armando Higuera Garzón y estoy adscrito, como profesor asociado, al Observatorio Astronómico Nacional (OAN). Quisiera iniciar esta primera reflexión, remontando mis recuerdos al año de 1996, cuando recién incorporado como profesor de la Universidad Nacional de Colombia y después de varios años pude volver a recorrer el edificio histórico del Observatorio, allí en la carrera octava. En el primer piso de esta edificación, que en mi opinión es “la joya” de la Universidad Nacional de Colombia, me quede mirando con admiración su forma, la de un prisma octogonal, y aquella escalera adosada a los muros con forma de espiral. En ese mismo instante pasaron por mi mente Mutis, Caldas, Nariño, Torres, Acevedo y Gómez, Garavito. Sentí que estaban allí presentes y que deambulaban, como fantasmas, planteando discusiones sobre la ciencia, la vida y el entorno político y social del Virreinato. Pero también pasaron por mi mente mis colegas del observatorio, con quienes allí o el la sede de la ciudad universitaria, planteamos discusiones sobre los problemas propios de nuestra disciplina, así como también del entorno académico de nuestra universidad. Un sentimiento de profundo respeto, por este lugar y la labor e impacto de las acciones de estos hombres, quedo impreso permanentemente en mi mente.

Mi vida como profesor del Observatorio se sigue enriqueciendo con este ambiente e intercambio permanente de ideas y ha sido la base para la construcción de un pensamiento abierto y critico, en particular en la reflexión sobre el papel que jugamos, como docentes e investigadores, pero a la vez como gestores y lideres, en el crecimiento y fortalecimiento de la Universidad Nacional, la universidad del estado colombiano. Algunos años después bajo el apoyo y acompañamiento de los colegas del OAN, tuve el privilegio de ser su director justo en el año del bicentenario de su fundación. Los resultados de esta gestión fueron muy importantes para el despertar y crecimiento del Observatorio Astronómico, pero sin lugar a duda contaron con el esfuerzo colectivo de todos, docentes, cuerpo administrativo y estudiantes.

Hoy me presento como candidato a Decano de la Facultad de Ciencias y de nuevo aparece en mi pensamiento aquellos profesores que, ahora en el entorno de la Facultad de Ciencias, le dieron su forma actual. La facultad tuvo un primer intento de estructuración en 1946, que no se consolido, bajo la rectoría del profesor Gerardo Molina. Sin embargo en 1965, bajo el entorno de la llamada Reforma Patiño se unieron, bajo una misma estructura y como departamentos, las Facultades de Química, Farmacia, Matemáticas, Geología y el Departamento de Física, que estaba vinculado a la Facultad de Ingeniería, igualmente se adscribieron, el Observatorio Astronómico Nacional, el Instituto de Ciencias Naturales con su Museo de Historia Natural y se crea el Departamento de Biología. Sus 18 Decanos han mantenido y consolidado a la Facultad, como la primera del país, y mi horizonte de trabajo, si obtengo el favor de la comunidad y el Consejo Superior, esta marcado en la consolidación de este posicionamiento, pero también por corregir algunos yerros, y fundamentalmente proponer nuevos derroteros.

Como candidato a decano no puedo separarme de expresar mi opinión sobre el lamentable hecho de acoso sexual que afecto a una estudiante del programa de Maestría en enseñanza de las ciencias y que involucra a un docente adscrito a una de las unidades académicas de nuestra Facultad. Este suceso al trascender a la opinión pública a través de los medios de comunicación y redes sociales, al no encontrar un espacio de presentación y resolución al interior de los estamentos de bienestar y control de nuestra institución, nos toca a todos: estudiantes, docentes, administrativos y padres, y como tal estamos obligados a responder. En mi caso expreso un claro y directo rechazo por las acciones que condujeron a violación de los derechos sexuales e integridad física y psicológica de la estudiante. Este rechazó implica que hay que mirar a fondo este y muchos otros problemas que aquejan el diario devenir de las actividades en el campus. Según la Real Academia de la Lengua el significado de acoso es “Apremiar de forma insistente a alguien con molestias o requerimientos.” Y según https://definicion.de, “una acción o una conducta que implica generar una incomodidad o disconformidad en el otro”. Bajo estas definiciones puedo afirmar que en la universidad se presentan múltiples y variadas formas de acoso.

La universidad ha estructurado el “Protocolo para la Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas en Género y Violencias Sexuales en la Universidad Nacional de Colombia”(Resolución 1215 de 2017, http://bienestar.bogota.unal.edu.co/ProtocoloVBG/protocolovbgun.pdf). Este documento será la guía de trabajo que se desarrollará e implementará desde la dirección de bienestar de Facultad y que abarcara a todas sus dependencias. Frente a otras amenazas, también presentes en el campus, es necesario tomar acciones que permitan abrir espacios de análisis, búsqueda y aplicación de soluciones en consenso. Si estas acciones no dan lugar a la resolución, serán los órganos de control y justicia del estado quienes intervengan.

Finalmente quiero dejar planteada una reflexión alrededor de lo que es la carencia, casi total, de un programa de formación para, la autoestima, el afecto, el amor y la sexualidad. Aspectos que han y siguen deteriorando las bases de convivencia de la sociedad, siendo la universidad un perfecto reflejo de ella. Los procesos formativos siguen siendo solo instrumentos para la reproducción y perfeccionamiento de capacidades para el disfrute de bienes, disponer de poder u obtener fama, esto claro bajo el supuesto de que ellos brindan y garantizan la plenitud y el estado de bienestar del ser. Sin embargo, mas que los entornos de tranquilidad que prometen, parecen ser las fuentes en el desorden de los comportamientos personales pues no cubren vacíos y carencias afectivas. En las relaciones interpersonales son comunes diálogos en donde palabras como: pedir, acceder, exigir y ceder, forman parte de un proceso comunicativo sin posibilidad de matices, en donde el “valor” del poder o la sumisión adquieren el rol central en el comportamiento personal. Esto por supuesto debe cambiar en nuestro diario devenir como miembros de una comunidad académica y el camino se despeja sobre la base de aceptar que se ha cometido un error y trabajar por reconstruir los espacios de dialogo en los que las palabras clave son construyo y entrego.